Luego de saciarnos Diego sentenció que me daba vergüenza mi cuerpo. Lo miré extrañada. Tengo un cuerpo bastante aceptable, la biología me ha beneficiado y puedo decir que no necesito dietas para tener la piel y los músculos firmes. Lo miré otra vez con cara de “de qué mierda hablas”. “Te digo vergüenza del cuerpo, esa que nos viene de Adán y Eva cuando perdieron la inocencia”. “Qué?”, le respondí. “Sientes goce al quedarte con tu colaless puesto, o sea, te calienta que no te lo saque, hacerlo con ropa, aunque sea poca”. ¿Y?”. “Nada”. Nunca más hablé con Diego ni lo llamé. Si no entretiene ya no es arte.
viernes, 12 de enero de 2007
Ángeles Malditos 1
Luego de saciarnos Diego sentenció que me daba vergüenza mi cuerpo. Lo miré extrañada. Tengo un cuerpo bastante aceptable, la biología me ha beneficiado y puedo decir que no necesito dietas para tener la piel y los músculos firmes. Lo miré otra vez con cara de “de qué mierda hablas”. “Te digo vergüenza del cuerpo, esa que nos viene de Adán y Eva cuando perdieron la inocencia”. “Qué?”, le respondí. “Sientes goce al quedarte con tu colaless puesto, o sea, te calienta que no te lo saque, hacerlo con ropa, aunque sea poca”. ¿Y?”. “Nada”. Nunca más hablé con Diego ni lo llamé. Si no entretiene ya no es arte.
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2 comentarios:
A eso le llamo un comentario desafortunado.
Aparte, ¿qué importa?
:)
Saludos
sigo leyendo, me sigue gustando, de hecho me gusta un poco más... crítica.... siempre es bueno dejar algo malo.... sin animo de insultar, me recuerdas a una versión ingenua de sex and the city. de todos modos se nota que vas a alguna parte
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