viernes, 12 de enero de 2007

Ángeles Malditos 1

Luego de saciarnos Diego sentenció que me daba vergüenza mi cuerpo. Lo miré extrañada. Tengo un cuerpo bastante aceptable, la biología me ha beneficiado y puedo decir que no necesito dietas para tener la piel y los músculos firmes. Lo miré otra vez con cara de “de qué mierda hablas”. “Te digo vergüenza del cuerpo, esa que nos viene de Adán y Eva cuando perdieron la inocencia”. “Qué?”, le respondí. “Sientes goce al quedarte con tu colaless puesto, o sea, te calienta que no te lo saque, hacerlo con ropa, aunque sea poca”. ¿Y?”. “Nada”. Nunca más hablé con Diego ni lo llamé. Si no entretiene ya no es arte.

2 comentarios:

tierragramas dijo...

A eso le llamo un comentario desafortunado.

Aparte, ¿qué importa?


:)

Saludos

un doscua dijo...

sigo leyendo, me sigue gustando, de hecho me gusta un poco más... crítica.... siempre es bueno dejar algo malo.... sin animo de insultar, me recuerdas a una versión ingenua de sex and the city. de todos modos se nota que vas a alguna parte