martes, 7 de septiembre de 2010

Alfas, betas y demases



Como siempre, andaba puteando. Me he sentido bien. Nada en mi ha cambiado, pero sí he visto de otro modo el mundo. Sexualmente hablando tuve una experiencia religiosa que me dejó saciada y feliz. Lo bueno dura poco. Así es la mecánica. Al fin y al cabo no me siento mal sola. Tendré que seguir buscando nomás. Aunque parafraseando a Molotov: “más vale chola que mal acompañada”. A lo que iba: comprendí que somos iguales que los hombres. Por lo menos en un aspecto impresionantemente real que, sin embargo, resolvemos desde nuestra bien puesta femeneidad. Aunque, no sé si para regocijo o desilusión.


Habemos minas alfas y minas betas. Y están las demás. Igual que los machos alfa y los de la manada. Me di cuenta por mi amigo Roberto, o comencé a unir los hilos por sus coments. Ey, no me refiero a que hay gerentas y nanas. O putas. Sin menospreciar. Es el modo de ganarse los espacios. Las artes, como diría Roberto. De hecho esto comenzó por su descripción de algo que llamó “Artes escénicas”. “Mmmmmmyiaaaaaaaaaaaa... ¿y?”, le pregunté. “Bien, me dijo Roberto, a la minita le diré Ricardita porque quizás la conozcas. A ella las demás minas le tienen mala por rica. En realidad no le tienen mala. Le temen. Es que todos los locos la miramos con deseo. Es cuestión de estar en un carrete y esperar que los monos se tomen unos copetes y listo. Ojos desorbitados. Yo creo que no hay nada peor que juntar dos floreros de mesa”-me decía Roberto con efusividad, como de costumbre cuando tira una de sus latas entre sus historias-. “En todo caso lo más chistoso –continuó- es cuando hay un florero histérico y otro solapado. O dos histéricos y uno solapado. O al revés. Floreros al fin. Ganará la más rica. No importa de qué tipo sea. Así somos los monos. Monos. A Ricardita las minas no la invitan a sus cumpleaños. La evitan cuando pueden. Por cuática, por comehombres, por incitadora. Es la puta del lote. La moscamuerta. Encima baila sin preocuparse. Entiende que es el copete el que nos deja así a los monos. Pero no asimila la competencia porque no compite. Y si compite es por su mino. Nadie más. Siendo honesto me da gusto verla bailar. Como que comprendo de forma natural un par de cosas y me río de mi mismo. De cómo la miro y la veo. Al final de cómo me calienta, hasta que me veo diciéndole a mi polola. “A chucha, sorry mi amor, no la estaba mirando…”


Me quedé pensando un rato después de que Roberto me contó la historia. Quedé escaneando un par de sensaciones que me habían asaltado en otros lugares y otras situaciones menos festivas. Entonces se me vino a la superficie toda la gama de técnicas y estrategias que las minas utilizamos en contra de otras minas, inseguridades traducidas en actos concretos. Me dio un poco de vergüenza porque tantas veces a esas renuncias les llamamos amor o cosas por el estilo. Y la verdad que es miedo o en los casos más horrendos la sola búsqueda de poder y vigencia. Igualito que un macho alfa. La belleza y la fealdad no se dan nunca sólo en el plano físico. Recordé a mi amiga Mariela cuando con su inteligencia y honestidad logró subir a lo más alto en la universidad donde trabajaba, y cómo una vieja arpía le había hecho la cama poniendo en contra de ella a sus compañeros de trabajo más cercanos. Cómo la vieja zorra había notado las debilidades y miedos de los funcionarios para convencerlos de que Mariela les robaría su trabajo. O la vez que un amigo se encontró conmigo y Violeta por puro azar y terminamos baliando en la disco cagaos de la risa, y cómo al finalizar el carrete nos pidió encarecidamente que no le dijéramos a su señora que habamos salido esa noche, como si hubiésemos estado haciendo algo malo, como si nosotras fuéramos culpables de algo. Entonces al instante se me viene la cara y el cuerpo de Violeta y caigo en cuenta que es como Ricardita, que las otras minas no la invitan a sus cumpleaños, que siempre hablan de ella como si fuese una extraterrestre, aunque cuando se encuentran con ella hacen como si no pasara nada. Yo no sé qué letra del alfabeto griego seré. Lo que sí sé es que no quiero ir a esos cumpleaños, y que al final, como dijo con una sensatez sobresaliente un flaite de la Chimba Alto City : ”hoy no buskare solo esperare (: pongamole play =p”.