lunes, 27 de agosto de 2007

“El no ser perfecta me hiere”*


Estuve el fin de semana, el sábado en la noche para ser más precisa, con mi amigo Roberto. Él es un soñador y a mi a veces me gusta soñar, me refiero, cómo decirlo, a que estar tan conciente todo el tiempo y sufrir de eso que llaman realidad me marchita. Necesito espacios letárgicos, de tontos o tontas olvidados o de esos seres etéreos que casi rozan el mundo. Como sea, fuimos al Pub Babilonia. “Pulgilonia”, como dice Roberto. Pasaron rápido los coments sobre nuestros vívidos y poco trascendentes sucesos eróticos, lo importante surgió de improviso, como todo lo importante, cuando Roberto me comentó sobre su idea de crear una marca de ropa para adolescentes. Partió diciendo que ya tenía el nombre y el concepto, cosa difícil según él que no es más que un periodista a mal traer que sueña proyectos que no realiza. Como tantos, digo yo. La ropa se llama “KUL”. Me dijo que era precisa porque contenía la contracción del lenguaje que se sintetiza en el chateo: “tres letras para comunicar efectivamente que eres bacán”, me explicó. Entonces le pregunté qué tenía esa ropa a parte de esa ensoñación de marca. “Es ropa, en verdad tengo la primera prenda recién, una polera ajustada para pendejas quinceañeras cuicas, la idea es poner en las prendas trozos de poesías famosas ancladas con motivos contemporáneos”. “Y cómo cresta es eso”, le pregunté. Y me lanzó el ejemplo de la polera que llevaba delante la imagen de una gran hamburguesa, debajo de ella la palabra ANOREXIA, y por la espalda un verso de una poetisa suicida que se llamó Silvia Plath. El verso decía: “El no ser perfecta me hiere”. Y Roberto arremetió, este modelo es sólo para pendejas ricas, esculturales, que se atrevan a mostrar gráficamente una cosa tan contradictoria como la búsqueda de la belleza y la perfección a costa de cualquier cosa”. Yo lo quedé mirando y me reí, ya iba en el tercer happy hour.

*Del diario de Sylvia Plath (Estados Unidos-1932/1963)

sábado, 4 de agosto de 2007

Picasso*

¿Por qué espero calmada en mi cama por si llega? ¿por qué no le digo nada cuando siento que tiene otras? Miedo. Miedo a que me diga lo que sé. Miedo a sentirme tonta porque desde el inicio sabía en lo que me metía. Pero claro, todas somos hippis hasta el tercer mes. Después viene la naturaleza humana, el egoísmo, la obsesión. Lo quiero sólo para mi. Para alguien libre como yo esto me pone muy mal. ¿Qué representa para mi? El muy cabrón, la seguridad hecha hombre. No puedo decir que me haya mentido o algo así. Pero cuando le deslizo cierta inclinación a que me diga si pasamos a la otra fase, se queda simplemente callado o me responde riendo: tú sabías desde el principio. Entonces prefiero seguir así porque el amor es así. O me consuelo creyendo que me cuido al enamorarme de hombres así. Me digo: jamás te casarás porque no crees en los picazos.