sábado, 28 de julio de 2007

Andaba Puteando


Andaba puteando. Qué otra. No hay dramas con ese asunto. Ya saben, elijo, cazo. Mis amigos, algunos entrañables y otros que parten como si nada, son muy chistosos. Patéticos algunas veces. Por eso son amigos nomás. Cuando necesito subir el ego los llamo, nos juntamos, me tratan de cuentear, me hago la interesante. Les doy hilo. Recojo. Lo corto. Después, con sus copetes encima, se ponen cariñosos. Yo les doy la largona suficiente como para que sepan que sólo es puro y santo hueveo.

Y cuando ya saben que no pasará nada, se ponen a hablar. Esa es la parte que me gusta. Le pregunto a uno “vos soy casao ¿qué onda hueón?”. “Na poh, en la variedad está la sabiduría”. Y otro responde “es que soy caliente nomás”. Encima a los estúpidos no les gusta ponerse condones. Claro, a ellos los papilomas no se le pasan a cáncer al pico. Lo peor son las lesas que caen. Las compadezco y las odio a la vez, por no cuidarse, por engrupirse con el sonsonete de "empresarios" que se encargan de diseminar en los pubs o las discos. Allá ellas.

Otros son campeones de las putas de clasificados. Las de los celulares, las que cobran cinco lucas por ir a la casa “para ver la mercancía”, dicen ellos. Si no les gustan pagan las cinco sin problemas. Claro, largos turnos, harta plata, y con el precio del cobre al precio de hoy y de algunos mañanas, uf.

He conocido más del oficio con mis amigos que con cualquier otra fuente. Pero bueno, no tengo otra porque a parte de mis pocas pero locas y buenas amigas, en general no les caigo bien a las mujeres, como diría ¿conservadoras? Y qué decir de las señoras de estos patéticos. Nada pues, yo ahí no me meto.