jueves, 30 de noviembre de 2006

Se busca voyerista

Toda tuerca tiene su perno. Una tuerca sodomita busca su perno masoquista. El necrófilo escudriña su felicidad en las morgues; los gerentófilos en los asilos de anciano, y yo por supuesto soy una empedernina exhibicionista. Soy plenamente feliz al lado de un voyerista. Por estos días ando sin pareja, me siento abandonada y creo que ya está bueno de vivir en soledad. Llevo un mes mostrándome por las mañanas en la ventana de mi departamento ubicado frente al mar. Siempre después de la ducha. Por ahora solo coseché a un baboso que lleno de ansiedad sólo quiere apropiarse de mi sexo, cuando lo que quiero es un mirón, un voyerista de verdad, alguien que me ame mirándome y quiera exhibirse junto a mi, como siempre: por las mañanas, después de la ducha.

A mover el culo

Me levanté muy feliz. Creo que el ascenso va. Lo mejor, no he tenido que moverle el culo a nadie. Por eso soy una puta fina. No vendo mi cuerpo, elijo cuerpos. Aunque no comparto la estrategia sobremamona de algunas minas de mover el culo para conseguir algo, igual las respeto, “es por necesidad” y esa estúpida sentencia tiene “cara de hereje”. De cualquier modo este ascenso me dará mayor independencia. Hoy me siento una amazona en busca de su presa.

miércoles, 29 de noviembre de 2006

Una ducha amarga


Había despertado tarde. Eran cerca de las 12 del día y el sol hacía picar la cabeza. El calor y las ventanas cerradas humedecieron todos los bordes, todos los lugares de la cabaña. La anterior había sido una noche normal. Un mariscal, vino blanco y la compañía de un hombre mayor. Después de pasar un rato juntos, el se fue para irse con su mujer e hijos. En el fondo la cabaña era de su propiedad y ahí es donde pasó su último año nuevo con su familia. Me metí en su vida en una noche de salsa y ron. Puedo agregar que tengo el cuerpo duro. Me invitó a su casa de playa y no me movi más. Su mujer no sabe. Es casi mediodía y su mujer sale de compras al mall, vitrinea sola, triste como aceptando su destino de mierda. A las 12.30 horas me levanto, después tomo sol y espero a mi hombre para cenar. Así es todos los días, es una cuestión de plata.

Soy blog, soy más...

No es que esté mal o bien. Ya me convencí. Antofagasta es oscura, como yo. No le doy una mala acepción a eso de "oscura". Me refiero a la oscuridad de tener dos vidas. Una de profesional en ascenso directo y otra de puta fina, de caliente sin prejuicios. Sé que esta ciudad es pequeña y que quizá me fune, pero no importa. He decidido compartir mi cuerpo en la red. Despedazarme de a poco, compartir mi emoción orgásmica. Deletrear lo que siente una mujer.